INSATISFACCIÓN AFECTIVA – “NUNCA ES SUFICIENTE”
Tanto como requerimos de los alimentos para crecer y mantenernos saludables, necesitamos del afecto. Su carencia provoca diversos trastornos en el desarrollo y funcionamiento de la personalidad, con el consiguiente malestar emocional acompañante. Las personas por lo general quedan en un estado carencial tal, que frecuentemente se ven inundados por sentimientos de soledad y desamparo.
Como planteara Karen Horney: “una ansiedad básica acompañada por el sentimiento de encontrarse solo y desamparado en el mundo”. Esta insatisfacción afectiva básica, se convierte en la fuente de futuros trastornos de la personalidad y en muchos sujetos genera una hipersensibilidad ante cualquier muestra de desaprobación o inatención, lo que consideran como un rechazo, sin importar si su percepción de los hechos es real o imaginada. La insatisfacción afectiva constituye una exigencia constante y menosprecio afectivo hacia el otro.
Las estrategias que estos sujetos suelen utilizar pueden ser diversas, aunque podemos enmarcarlas, principalmente, en las siguientes:
-Mostrarse en extremo demandante de la atención y de las muestras de afecto de las otras personas, y responder de manera agresiva o con enfado cuando estas expectativas resultan frustradas.
-Mostrarse en extremo solicito en relación con las necesidades y demandas de los demás, y esperar por ello recibir, en compensación, la atención y el afecto deseado.
-Mostrarse indiferente, distante, tratando con esto de ocultar a toda costa sus carencia afectivas y de protegerse de la frustración y posibles heridas afectivas.
Los sujetos que presentan esta carencia sufren de un “hambre crónica, insaciable de afecto”, lo que hace que por muchas atenciones y afectos que se les ofrezcan nunca llegan a estar satisfechos del todo. Lo anterior explica cómo, a pesar de las aparentes diferencias en cuanto a los patrones o estrategias de afrontamiento a la carencia afectiva y la búsqueda de su satisfacción, en todos los casos los resultados son los mismos: la frustración e insatisfacción de la necesidad.
Todos los seres humanos tenemos necesidad de que se nos muestre afecto, de sentirnos queridos. Sin embargo, en los casos de las personas con las dificultades afectivas de que hablamos, sus necesidades en este sentido se van a expresar de manera inadecuada.
Esas necesidades afectivas inadecuadas se caracterizan en primer lugar por su carácter indiscriminado, indiferenciado, esto es: por la exigencia o demanda de afectos en todo momento y a cualquier persona, sin importar el grado de importancia o significación que esta tenga para el demandante. Como se aprecia, hay un mecanismo compulsivo de expresión de la necesidad afectiva. En segundo lugar, las necesidades afectivas inadecuadas se caracterizan por las respuestas de ansiedad y desamparo, que las acompañan, cuando estas son frustradas o no tenidas en cuenta por no cualquier persona.
Estas necesidades afectivas inadecuadas tienen diversas formas peculiares de manifestarse, adoptando patrones complejos de comportamientos de actitudes como algunas de los siguientes:
-Buscar de manera indiscriminada la aprobación y el afecto de los demás, mostrándose sumamente complacientes con estos.
-Necesidad imperiosa de encontrar a una persona que se haga cargo de nuestra vida, que lleve el control o las riendas de esta.
-Necesidad de ejercer el dominio y control sobre los demás, a toda costa.
-Necesidad de restringir la propia vida, poniéndose límites muy estrechos y negándose.
-Necesidad obsesiva de obtención de logros, pretendiendo ser el primero en todo.
Enfrentar estas inadecuaciones afectivas requiere, en primer lugar, la identificación de la presencia en nosotros de algunos de estos patrones de comportamiento o actitudes, así como la comprensión del papel que desempeña en nuestras vidas y cómo nos está afectando. Se requiere igualmente de la comprensión de las circunstancias familiares o de otras que dieron lugar a su surgimiento, y el lugar que ocuparon en nuestras estrategias defensivas, para la búsqueda de afecto, etcétera.
Por último, resulta necesario tomar conciencia de las situaciones actuales que activan estos patrones de respuesta y su relación con las situaciones originales que dieron pie a su surgimiento, la manera en que esto afecta nuestras relaciones con las otras personas y la expresión de nuestra afectividad.
Síndrome de Madame Bovary
La insatisfacción afectiva que lleva a la búsqueda de un amor romántico ideal, y con el sufrimiento existencial, frustración y resentimiento por la falta de reconocimiento social.
Madame Bovary es uno de los mitos literarios más influyentes dentro del imaginario femenino, hasta el punto que hoy se habla del llamado síndrome Bovary, vinculado a la insatisfacción afectiva que lleva a la búsqueda de un amor romántico ideal, y con el sufrimiento existencial, frustración y resentimiento por la falta de reconocimiento social. Según Mario Vargas Llosa, la rebeldía de Bovary es una rebeldía individual que violenta los códigos del medio. Es una especie de rebeldía fantástica.
Síndrome del “barril sin fondo”
La insatisfacción afectiva también denominada como el “síndrome del barril sin fondo”: hagas lo que hagas, ella o él siempre querrán más y mejor. Lo que guía la relación no es la alegría de que el otro exista, sino una profunda insatisfacción afectiva. Es verdaderamente angustiante sentir que no podemos llenar las expectativas de la persona que amamos, llámese pareja, padres o amigos. En realidad, si estás con una persona afectivamente exigente, no es que “tu amor” no le llene, sino que “ningún amor” le resultará suficiente. La idealización y la necesidad de saberse amados es tanta que jamás se llega al nivel esperado.
En la mayoría de las personas con este estilo, la necesidad de ser amadas funciona como una espiral ascendente, típica de los trastornos adictivos: “Cada vez que me dan amor, confirmo que valgo la pena y soy un ser maravilloso; luego, cuanto más me amen, mayor será mi grado de satisfacción; por lo tanto, quiero más”. En consecuencia, si les falta la dosis de “amor” adecuada, saldrán a buscarla a otra parte. El mejor postor afectivo, el que más se desmadeje ante el encanto seductor del exhibicionista, será quien tendrá mejores opciones de conquista. Entre una relación apasionada que asfixie y una que libere, aunque la pasión no sea de película, algunas personas prefieren la segunda opción. Y para otros muchos es más importante la taquicardia y el arrebato, donde prime la sensación por encima de todo: enamoramiento, más que amor.
Fuente:https://joanmontero.wordpress.com/2010/05/11/insatisfaccio-afectiva-nunca-es-suficiente/
Fuente:https://joanmontero.wordpress.com/2010/05/11/insatisfaccio-afectiva-nunca-es-suficiente/
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